Y pensar que la felicidad se puede llegar a tocar con la yema de los dedos pero nunca
adueñarse de ella, a todos nos encantaría abrazarla acurrucarla entre nuestros brazos mimarla e incluso cantarla una nana, hacerle una cama de algodones para que sea lo más cómoda posible y así no dejarla escapar jamás, pero... Esto no es así, es volátil en cuanto te das cuenta se suelta de tu mano y desaparece se esfuma es algo que no podemos controlar ni aunque quisieramos... Ains dulce felicidad ¿Dónde te escondes? Aquí me tienes con las manos abiertas para que si en algún momento quieres acercarte por aquí siempre estará alguien esperandote. Esa sonrisa que no puedo quitarme del rostro es gracias a ti a la FELICIDAD.